martes, 10 de enero de 2017

EL CURA REBELDE


En un pueblo cerca de la capital el recién ordenado de sacerdote Luciano Saldívar, llego para suplir la vacante del viejo párroco ya jubilado para seguir su vida pastoral en ese típico lugar. Su espíritu rebelde le hizo merecedor al apodo de “Cura Rebelde” entre sus compañeros en el seminario mayor. Varias veces fue notificado por sus superiores que debía moderar su lenguaje respecto a varios temas religiosos. Sin embargo, su inteligencia y su entrega en sus estudios hicieron presagiar un futuro brillante. Era 24 de diciembre y decidió dar una vuelta en su vieja bicicleta por el pueblo, quería observar el comportamiento de cada uno de sus habitantes. Tenía la idea de que podían existir entre ellos disputas que nunca habían subsanado, pero que sin embargo dentro del templo mostraban una amistad no cierta. Eso lo preocupaba por cuanto no había sinceridad ni respeto entre ellos. Ese día en la misa de las seis de la tarde la iglesia se encontraba repleta.  Luciano lleno de coraje pensó que debía hablarles de una manera diferente a sus feligreses al fin al cabo no tenía nada que perder. Se dirigió al viejo pulpito de la antiquísima iglesia rodeada de hermosos vitrales por cuanto entre los asistentes me encontraba junto a mis padres que lo habían adoptado como su hijo por haber perdido a sus progenitores en la niñez, y que de igual forma habíamos decidido aceptar su invitación para que visitáramos ese fascinante lugar rodeado de plantas y flores por todos sus lugares, donde se percibía una tranquilidad producto de sus hermosos paisajes. Y esto fue lo que dijo entre otras muchas cosas:
Hermanos no sé cómo empezar a hablar, pero ¡qué carajo lo hare!  no entiendo como ustedes en la casa del Señor pueden aparentar una amistad que no existe, donde a cada momento se ofenden y se agreden, donde no se dirigen la palabra, acumulando rencores dentro de sus almas. Sin embargo, vienen al templo del señor a darse un abrazo en el momento que se invita a darse la paz. Eso es hipocresía ¿qué ejemplo le están dando a sus hijos? de que sirve confesarse como queriendo borrar las faltas sino cambiamos, eso no lo quiere el todopoderoso, estamos derrumbando valores, generando violencia, acabando con lo único que nos pertenece el amor, en lugar de cultivar la bondad y la amistad de un corazón bueno, sin ello para que nos sirve seguir viviendo. Estamos creando un mundo lleno de hipocresías donde se pierde el respeto por los demás, eso me da una inmensa tristeza.  Me perdonan lo que les dije hoy en voz alta, siempre me he distinguido por decir las cosas que no me gustan.  Cuando ingresé a la vida religiosa pensé de verdad que podía cambiar el mundo, pero que equivocado estaba, sino nos acercamos a ese ser bondadoso que dio su vida por nosotros con fe y devoción nos llenaremos de lágrimas que se irán acumulando en el océano de nuestro cuerpo. Eso es todo. Al escucharlo me sentí impactado, verlo bajar del púlpito con la cara desfigurada por la nostalgia, haciendo presagiar que a partir de ese momento colgaba los hábitos, y en donde los feligreses fueron saliendo inmersos en un gran silencio como aceptando esas palabras dichas con una inmensa pasión y sinceridad.

Hoy en día mi hermano del alma es un feliz padre rodeado de sus hijos que son ejemplo ante la sociedad.

EL CURA REBELDE

En un pueblo cerca de la capital el recién ordenado de sacerdote Luciano Saldívar, llego para suplir la vacante del viejo párroco ya j...