miércoles, 18 de noviembre de 2015

Cuentos











Esta historia se desarrolla en un internado para señoritas regido por las monjas católicas a las afueras de la ciudad de Bogotá

La hermana Lucrecia se dirige al despacho de la madre superiora, danzando alegremente por los pasillos del internado; toca suavemente la puerta.

MADRE SUPERIORA: Adelante
HERMANA LUCÍA: Buenos días Madre Superiora
MADRE SUPERIORA: Buenos días Hermana Lucia, se puede sentar.
HERMANA LUCÍA: Gracias su excelencia.
MADRE SUPERIORA: Usted es la encargada de mantener la disciplina en este internado. Sin embargo anoche junto con las internas, se dedicó a bailar durante la serenata,  que el padre de María Lourdes le trajo por su cumpleaños, según me lo contaron las demás hermanas. ¿Me puede explicar porque lo hizo?

HERMANA LUCÍA: (MURMURA ENTRE DIENTES)… Parranda de chismosas.
MADRE DIRECTORA: ¿Que dijo Hermana Lucía?
HERMANA LUCÍA: Perdone usted, estaba hablando sola. Lo que pasa es que no contagiamos con la música y lo único que se me ocurrió fue apoyarlas en esa pilatuna
MADRE DIRECTORA: Hermana Lucía por Dios, usted es una hermana que esta al servicio del Señor, debe dar ejemplo de cordura.
HERMANA LUCÍA: Sin embargo considero con el mayor respeto que bailar no es pecado.
MADRE DIRECTORA: Digamos que estás en lo cierto. Sin embargo ese gesto suyo no se puede volver a repetir, se debe guardar la disciplina ante todo, fíjese que se le ha dado por jugar al Ula Ula en los recreos, y por festejarles a las internas la guerra de almohadas en las noches. 
HERMANA LUCÍA: Como usted  lo ordene su Señoría.
MADRE DIRECTORA: (AL BORDE DEL COLAPSO) Le voy a suplicar Hermana Lucía que no se dirija a mi diciéndome a cada momento su excelencia ni su reverencia sino simplemente Madre Directora y punto.
HERMANA LUCÍA: Discúlpeme Madre Directora; es debido a mi fino léxico, nosotros los intelectuales, versados en los proverbios, en los gerundios, somos así ¿Usted  comprende verdad?
MADRE SUPERIORA: Hermana Lucía, deje de estar payaseando, no se olvide tampoco que le tengo terminantemente prohibido  estar asaltando a cada rato la despensa, no se ha dado cuenta que está demasiado gorda, que es perjudicial para su salud.
HERMANA LUCÍA: cierto su Excelencia (BREVE VENÍA) disculpe nuevamente Madre Superiora, tratare de hacer mi mejor esfuerzo, pero es que comer es tan rico.
MADRE SUPERIORA: Continuaremos  la conversación otro día, ya me colmó la paciencia. Antes de retirarse le solicitó que informe a la interna María Lourdes, que deseo hablar con ella.
HERMANA LUCÍA: Como usted lo  ordene, con su permiso.

La hermana Lucía se retira de la oficina de la madre superiora. Retrocediendo y haciendo venias hasta llegar a la puerta tropezando.
LA MADRE SUPERIORA: (MURMURA PARA SI...) Esta hermana me va a enloquecer.

María Lourdes hace su ingreso a la oficina de la madre superiora

MARÍA LOURDES: Buenos días Madre Superiora, su bendición.
MADRE SUPERIORA: Dios la bendiga. Siento un inmenso cariño por usted, eres una interna aplicada, obediente, pero hay un detalle, que usted es la consentida de la Hermana Lucía, y todo lo que hace ella se lo festeja. Anoche me molestó, que hubieran formado semejante algarabía, por la serenata que le trajo su padre por su cumpleaños.
MARÍA LOURDES: Lo que pasó que como era la primera vez que un padre le traía serenata a su hija, fue una novedad, y se armó la de Troya. Para colmo de males con esa fama de chica rebelde, la malcriada, la que más habla, la que se queja de todo. Ante eso le pido disculpas.
MADRE SUPERIORA: Es mi obligación comprenderlas. Ustedes son muy jóvenes, pero se imagina dónde se entere Monseñor, de lo que sucedió anoche, me despiden. En esta institución que tanto amo, he pasado los años más hermosos de mi vida, junto a varias generaciones de chicas, que han sido como mi familia.


MARÍA LOURDES: (CONMOVIDA SE LE ACERCA Y LA ABRAZA, DICIÉNDOLE DULCEMENTE) Madre Superiora la amamos.
                        UN MES DESPUÉS                          
María Lourdes empaca sus prendas en una enorme maleta. Se retira del internado, debido a que su padre fue nombrado embajador en Argentina. En ese momento hace la entrada a los dormitorios de las internas la hermana Lucía.

HERMANA LUCÍA: María Lourdes, este internado sin su presencia se volverá triste.
MARÍA LOURDES: Mi monja voladora, sabes que te adoro, eres una gorda divina, siempre estaré a tu lado. El hecho que nos separemos temporalmente, no quiere decir que no la volveré a ver.

HERMANA LUCÍA: María Lourdes, usted era la alegría, nos dio todo lo bonito que tenía su corazón.
MARÍA LOURDES: Por favor no se ponga triste, el internado la necesita, debe ayudar a la Madre Superiora, a apoyar a las internas, a soportarles sus travesuras, a que se sientan como en casa, fíjese que en las noches vigila nuestros sueños. Dios La envió a este internado. El amor que nos dio  durará para siempre, eso es lo que realmente importa.

La tuna del internado interpreta la canción "Amigo", en honor de María Lourdes Santarosa, que se despide de sus compañeras ante la mirada nostálgica de la madre superiora, mientras que la hermana Lucía: (solloza sin contenerse, abrazando a su interna predilecta, murmurando suavemente...) No es un adiós, sino un hasta pronto.

                           TRES AÑOS DESPUÉS


La hermana Lucía se desplaza alegremente por el muelle internacional del aeropuerto "El Dorado", para abordar el avión rumbo a Buenos Aires (Argentina) para encontrarse con su interna predilecta María Lourdes, donde de manera alocada grita: ¡Esto si es vida!
Ante el asombro de los pasajeros que se ríen antes la ocurrencia de la hermana.




Imágenes tomadas de: http://gifanimadosyfrasescortas.blogspot.com.co/2015/02/gif-animados-transparentes-de-monjas.html
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