JUAN: Hola amigo...Como estas?
CARLOS: Muy bien compañero y
usted?
JUAN: Preocupado, No pude
estudiar para la clase de matemáticas, llegué muy cansado a mi casa, los pies
me dolían mucho.
CARLOS: Yo no tengo por qué
preocuparme, mis padres me tienen profesores particulares, eso me hace sentir
seguro.
JUAN: Que suerte la suya a mi me toca
estudiar alumbrado por una vela, no hay luz en mi barriada, muchas veces me
acuesto sin comer.
CARLOS: Lo siento compañero, el
destino quiso que yo naciera rico y usted pobre.
JUAN: Que vamos hacer, Lo único
claro que tengo es que voy a corresponder al esfuerzo de mi madre, en las
noches llega agotada de tanto trabajar y me da dolor verla así
CARLOS Me siento orgulloso de que
mis padres tengan dinero, me visto bien, tengo buena alimentación, y el chófer
de la casa me trae al colegio.
JUAN: Lo felicito, yo seguiré con
mi pobreza, el único tesoro que tengo es mi madre, lo demás no importa
CARLOS: Desayunaste Juan?
JUAN: No.
CARLOS: Tengo un trozo de pastel
que me sobró ¿ Lo quieres recibir?
JUAN: De verdad no es necesario,
ya me acostumbre a no desayunar.
De pronto suena el timbre
llamando a clases nuevamente.
Años más tarde en un exclusivo
hotel de la Ciudad, hizo su entrada JUAN ZALDIVAR ALBORNOZ, un apuesto médico
neurocirujano, con el fin de dictar una serie de conferencias, a unos colegas
que vienen de otras partes del país, encontrándose de manera casual, con su
compañero de colegio CARLOS SARMIENTO TORREALBA y entablaron la siguiente
conversación:
CARLOS: Hola Juan que gusto en
volverlo a ver...Estas muy elegante?
JUAN: Hola Carlos, tanto tiempo sin
vernos, que hay de su vida?
CARLOS: No se como decirle. Mi
padres murieron en un accidente, las propiedades no alcanzaron para pagar las deudas, para colme de males me dediqué a
viajar y no me gradué en ninguna profesión, y usted Juan?
JUAN: Gracias a Dios y a mi
Madre, me gradué de Medico neurocirujano. Eso sí, pase por muchas necesidades, hasta el extremo
de caminar largos trayectos de la Universidad a mi casa, porque no tenia para
el transporte.
CARLOS: Lo felicito Juan, yo que
me jactaba de mis riquezas, en donde no tuve compasión contigo, y en donde
pasaba por su lado en mi carro y nunca lo invité a subir a él.
JUAN: No se preocupe seguimos
siendo amigos. Mi corazón no tiene ningún resentimiento, sabe Carlos tengo la suerte de tener todavía a esa anciana
Madre, que luchó porque fuera un profesional, y en donde todas las noches
arrodillada ante la imagen del Señor, pedía protección para que no me pasara
nada de la Universidad a mi casa. Eso es el verdadero amor de madre.
CARLOS: Estas en lo cierto
De pronto hace su aparición el
botones del exclusivo Hotel, acercándose y murmurando, Doctor ZALDIVAR, los
asistentes lo esperan en el Salón Dorado.
JUAN: Que pena contigo Carlos me
tengo que ir, de verdad me alegro de volverlo a ver, cualquier cosa que se le
ofrezca cuente conmigo.
CARLOS: Gracias Juan eres muy
noble, amigos como usted ya no se consiguen.
JUAN: Mire Carlos la verdadera
amistad esta por encima de todo, hay que aprender a perdonar para poder recibir
las bendiciones del todopoderoso.
Los dos amigos se abrazan, la
tristeza inunda el rostro de Carlos, al ver partir a su compañero de colegio,
sintiendo que ya no podrá ser el mismo de antes, porque debido a su orgullo,
con su comportamiento ofendió a su mejor amigo, amparándose en apellidos y
riquezas que son efímeras.